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Lisinato de magnesio es una de las formas más biodisponibles y bien toleradas de magnesio suplementario disponible. Se puede utilizar para tratar las deficiencias y optimizar los niveles de magnesio para apoyar una serie de procesos en todo el cuerpo.
En esta guía, exploraremos los beneficios y riesgos potenciales del lisinato de magnesio, la investigación que respalda su uso y las dosis óptimas para apoyar su salud y bienestar.
El magnesio puede ayudar a controlar la glucemia en pacientes con diabetes de tipo II, que suelen tener niveles bajos de magnesio, lo que agrava la enfermedad. El magnesio ayuda a regular la función de la insulina y permite transportar la glucosa de la sangre a las células para su utilización y almacenamiento. Los receptores de insulina de las células necesitan este mineral para funcionar. En caso de carencia, las células no pueden utilizar eficazmente la insulina, lo que provoca niveles elevados de glucosa en sangre asociados a la diabetes.
Un análisis de ocho ensayos clínicos descubrió que los pacientes diabéticos a los que se administraron suplementos de magnesio experimentaron reducciones significativas de sus niveles de azúcar en sangre en ayunas. Aunque las investigaciones iniciales son prometedoras, se necesitan más estudios a largo plazo para evaluar plenamente los mecanismos por los que el magnesio ayuda a regular la glucemia y la función de la insulina.
Lisinato de magnesio para dormir
Los suplementos de magnesio pueden mejorar la calidad y duración del sueño al contribuir a la relajación física y mental. Se ha descubierto que este mineral se une a los receptores GABA (gamma-aminobutírico) para calmar la actividad nerviosa y favorecer un sueño mejor y más reparador.
Según una investigación realizada en 2021 por Trusted Fuente, los suplementos de magnesio pueden ayudar a tratar la fibromialgia. Y un análisis de estudios realizado en 2016 por Trusted Fuente señala que podrían ayudar a reducir el riesgo de ictus, insuficiencia cardiaca y diabetes. Los resultados indican que la suplementación con magnesio aumenta la actividad del vago y puede reducir el estrés mental y físico para favorecer un mejor sueño y regular los sistemas nerviosos simpático y parasimpático para reducir también la inquietud, la irritabilidad y otros trastornos del estado de ánimo.
Otro estudio realizado con 46 adultos mayores descubrió que los que tomaban regularmente suplementos de magnesio se dormían más rápido que los del grupo de control y experimentaban una disminución de los síntomas de insomnio y una mejora de la calidad del sueño. Las investigaciones con animales han descubierto que el magnesio puede regular la producción de melatonina, una hormona que controla el ciclo sueño-vigilia del organismo, pero se necesitan más estudios para calibrar efectos similares en modelos de prueba humanos.

Reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares
Cada vez son más las investigaciones que relacionan los niveles bajos de magnesio con un riesgo elevado de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Un trabajo de investigación señala que los participantes con los niveles más bajos de magnesio tienen el mayor riesgo de muerte prematura, especialmente de mortalidad relacionada con enfermedades cardiovasculares.
Bajar la tensión arterial
Hay estudios que sugieren que los suplementos de magnesio pueden reducir eficazmente la tensión arterial. En un estudio se observó que los pacientes que tomaban 450 mg de magnesio al día experimentaban descensos de la presión arterial sistólica y diastólica de una media de 20,4 y 8,7 puntos, respectivamente.
Además, un metaanálisis de 34 estudios identificó que una dosis media de 368 mg de magnesio reducía notablemente las lecturas de la presión arterial sistólica y diastólica, tanto en pacientes con hipertensión como en participantes adultos sanos. Las capacidades antihipertensivas del magnesio parecen ser más pronunciadas en personas con hipertensión activa.
| Edad | Mujeres | Hombres |
|---|---|---|
| 14-18 años | 360 mg | 410 mg |
| 19-30 años | 310 mg | 400 mg |
| 31 años o más | 320 mg | 420 mg |
Riesgos potenciales y efectos secundarios del lisinato de magnesio
Los niveles excesivamente elevados de magnesio son poco frecuentes, ya que los riñones de los adultos sanos suelen eliminar el exceso de magnesio para mantener unos niveles óptimos en el organismo. Sin embargo, aunque los efectos secundarios son poco frecuentes, pueden producirse, sobre todo en quienes toman dosis elevadas de magnesio en forma de suplementos.
Las siguientes declaraciones de propiedades saludables cualificadas para alimentos y suplementos dietéticos convencionales se incluyen en la carta de discrecionalidad de la FDA:
- “Pruebas científicas inconsistentes y no concluyentes sugieren que las dietas con magnesio adecuado pueden reducir el riesgo de presión arterial alta (hipertensión), una enfermedad asociada a muchos factores.”
- “El consumo de dietas con una cantidad adecuada de lisinato de magnesio puede reducir el riesgo de hipertensión arterial (HTA). Sin embargo, la FDA ha llegado a la conclusión de que las pruebas son inconsistentes y no concluyentes.”
- “Algunas pruebas científicas sugieren que las dietas con magnesio adecuado pueden reducir el riesgo de presión arterial alta (hipertensión), una enfermedad asociada a muchos factores. La FDA ha llegado a la conclusión de que las pruebas científicas que apoyan esta afirmación son inconsistentes y no concluyentes.”
Algunos de los efectos secundarios más comunes del consumo excesivo de magnesio son:
- Tensión arterial baja
- Rubor facial
- Náuseas
- Vómitos
- Arritmia y latidos irregulares
- Sensación de debilidad muscular
En casos graves de exceso de lisinato de magnesio, hay un riesgo elevado de paro cardíaco.
En general, se considera que los suplementos de magnesio son seguros para los adultos sanos y plantean pocos riesgos para la salud. Sin embargo, asegúrese de consultar a un profesional médico antes de iniciar cualquier nuevo régimen de suplementos para determinar la dosis diaria ideal para satisfacer sus necesidades. Esto es especialmente cierto en el caso de las personas que toman medicamentos, incluidos los antibióticos, y de aquellas a las que se les ha diagnosticado una disfunción cardíaca o renal.



